A salvo.

Era uno de esos días en que todo brillaba. Estaba viajando y como suelo mirar a la gente y sus acciones, la ví. Si no hubiera estado llorando y sonriendo, no me hubiera llamado tanto la atención. Pero por una de esas cosas de la vida, así pasó.
Tenía ese tipo de lágrimas incontenibles, pero por el brillo especial que surgía, se notaba que era de felicidad. Intentaba ocultarlo, pero igual yo supe reconocer ese sentimiento.

Imaginar que algo, sin verlo venir aparece en tu vida para cambiar por completo todo su esquema. Vivir cosas que nadie te hizo sentir, descubrir un nuevo punto en el que nada puede superarlo. Situaciones cotidianas, que se convierten en los mejores momentos. Perfección. En eso se resume. No se necesitan mas palabras. Los hechos hablan solos. Mucho más, cuando es ida y vuelta. Protección, como ese refugio un día de lluvia. Algo simple, no tan indispensable, pero tarde o temprano se vuelve lo más necesario. Que no se rompa, es lo único que se puede pedir. No existe nada que lo supere. Aportó lo que quería, o al menos estuvo cerca de lograrlo. Conociendo eso, podría morir tranquila. Porque Fue feliz, de la mejor manera.


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