24.

Junto con la nostalgia producida por la noche buena y navidad que tan detestables y vacías son, tuve ganas de dormir. Esta vez fue al revés, quise dormir, y en esos últimos segundos que siempre suelo dedicarle a la misma persona desde hace 423 días me surgió miedo. Miedo, porque al recordar las cosas lindas, ya no recordaba su mirada, ese brillo que solía iluminarme por dentro y ser lo mejor que puedo, ese color indescriptible hermoso. así será como terminará todo? sabiendo las cosas lindas porque aprendí de memoria las palabras y la sensación, pero ya no recuerdo el cariño, el sentimiento, ni la protección en sí misma.
Tal vez se está borrando, eso es positivo, pero al mismo tiempo doloroso, es decir... las cosas buenas tenian que borrarse primero? supe que lo extrañaba más de lo que creía y demostraba. Quería estrujarlo y no olvidarme nunca mas de ese momento.
Lo que se me hace imposible de entender, es que rápido que se diluye todo eso que teníamos, que parecía ser una relacion unica en el planeta. Al contrario, como fuimos a parar a esto, si eramos tan fuertes. Ahora los vestigios que quedan, son quejas. Y cuando creo avanzar, vuelve para desplomarme, y dejarme hecha pedacitos al final.
Hoy, solo quiero al menos imaginar que de vez en cuando quisieras acordarte de lo mismo que yo, y disfrutar de lo que tengo, -y lo que no- ya que hace un año exactamente, se desataba una seguidilla de heridas crónicas.
No quiero anticipar resultados, pero se que pronto, muy pronto nos volveremos a ver. Puedo apostar a que nada va a ser igual, no es una exageración es mi vulnerabilidad la que reacciona involuntariamente.
 Como si fuera fácil, la gente comenta que me distraiga COMO SI YO NO QUISIERA!
quien está asi por voluntad propia?
Por otro lado, tengo esperanzas en esta navidad. No será la mejor de todas, pero mejor que la anterior sin dudas.

Las Ruinas.

Siempre van a estar ahí, son esos pedazos que te recuerdan que si, que las cosas pasaron de verdad, pero ya no se pueden reconstruir. Son un indicio de lo que fue y no volverá, siempre dispuestas a recordarte sus buenos tiempos donde todo marchaba bien. Pero son ruinas justamente porque hay conciliación de las dos partes para que no vuelvan. Y duele.
Es triste conocer en su esplendor, para retroceder porque hace que uno viva en la nostalgia. Mucho más, si hay amagues que claramente no van a ser concretos, eso forma parte de vivir en el pasado. También forman parte de un vacío imposible de llenar, que constantemente es necesario cubrir con algo. Las ruinas enferman por dentro o por fuera, yo lo sé pero ahora quiero construir un mundo nuevo y completamente distinto. No es lo mismo que olvidar, para que dar vueltas sobre algo que se rompió? se quebró, se cortó, se separó y por mas que las piezas encajen las grietas siempre van a estar.

Irreal

Creo que nunca me pasó tan fuerte el hecho de sentirme tan sola. Pero al mismo tiempo, no quiero hablar con nadie, no quiero dar explicaciones ni contar lo que me pasa, porque termina siendo motivo de lagrimas. Tampoco me siento lo suficientemente fuerte como para escuchar a nadie. Me hace sentir mal, por la gente que se preocupa o quiere contarme cosas, y yo con mi postura cerrada, no progreso. Lo único que quisiera es compartir mi tiempo, mirar a alguien, saber que está conmigo, pero hablar de cosas poco trascendentales como la forma de las nubes. Para desconectarme un poco, desconectar y desconectarme del mundo, para pasar a mi mundo.
En realidad lo que quiero es un abrazo. El abrazo mas fuerte jamás dado. Uno eterno, al menos recordarlo siempre. Algo significativo. Bueno, para que dar tantas vueltas? Admito que esto me vendria bien de cualquier persona, pero de una en particular me haría indescriptiblemente bien.

Y hoy parece mentira
que todo lo que hicimos y dijimos
que todo lo que vivimos
no vale, no vale más
quisiera matarte, quisiera borrarte
quisiera dejar de quererte y buscarte
si no voy a ganar

Futuro que no es-

Juana solía mirar la ventana. Adoraba la mezcla del calor sol y la fresca brisa en la cara, cantar en la cabeza a volumenes donde no es posible pensar. Y más si tenía un pañuelo.
Cuando pasó por esa bendita y reconocida avenida, se paralizó. Siempre la va a estar esperando, inmutable. Pensó en esos incontables pasos que son dados por minuto, y sin embargo quedó una huella enorme, de ellos juntos, de esas noches.
También pensó en esos vestidos que compró y no pudo estrenar, los lugares que quedaron sin conocer, las palabras sin decir. Las imágenes que no se sacaron, las películas que no miraron y por supuesto, los recuerdos imborrables, jamás sembrados.
 El futuro que no es. Futuro que no es porque no va a ser. Tampoco es porque si es, sería presente. Si es presente, esta pasando, pero no. No pasa.  y claramente tampoco pasó.
A pesar de todo, ella había crecido, y había aprendido. Supo más de música, de cine, de estilos, y aprendió sobre todas las cosas, el nivel de cariño que puede tener hacia otra persona, con las sonrisas y locuras en el medio.
Se enteró que ese que tanto le atraía tenia 25, estaba casado, tenía una hija y era profesor. Al menos... al menos no andaba con chicos, como ella creía. Las apariencias engañan, y si que engañan.