Perfume.

Cinco días habían pasado cuando una brisa rozó mi piel para desprender un poco del perfume que dejó en mi piel. No podía creer que cuando menos me lo esperaba, ese perfume reaparecía.
Esa profundidad era un reflejo de lo fuerte que su presencia se interiorizó en mi: llego cuando mas lo necesitaba -y menos pensaba- para salvarme. Soportó mis llantos por alguien que no era el, y solo me beso mas intensamente; me devolvió el interés hacia alguien, y llego a donde nadie antes lo había hecho.
El tiempo habló por si solo, revelando que nada había cambiado aunque ninguno quiso admitirlo. Crecimos y el vinculo también maduró, uno para el otro sin importar las infinitas diferencias. Quizás nos necesitemos mas de lo que nos queremos, y no hay certezas sobre alguna proximidad, pero cada vez que vuelvo a la habitación solo está ese perfume.